Ya en la monición de entrada se nos invitaba a tener esa actitud de los discípulos de Emaús al reconocer a Jesús cuando partía el pan. Ese momento también lo vivimos ahora en este tiempo de Pascua cuando vemos el rostros visible de Jesús en los más necesitados y en las personas que son más débiles.
Después de escuchar el pasaje de este evangelio tuvimos un momento de oración personal y adoración al santísimo sacramento. También tuvimos la oportunidad de rezar en común. Quizá también lo más importante de esta oración fue escuchar los testimonios de dos personas que están en el Hogar de Santa Clara. Primero escuchamos a un chico que sufrió la soledad y que encontró en Cáritas y en la Iglesia ayuda para salir adelante. Él nos contó su experiencia en el Hogar. Después una chica que colabora en el Hogar nos narró de qué se trata lo que hacen en el Hogar.
Acababamos la oración rezando por toda la iglesia y sus necesidades, por las vocaciones, y por las personas que sufren la soledad y el ser marginados. Con el Padre Nuestro uniamos nuestra oración a la de toda la Iglesia. Después de la reserva del Santísimo nos dirigíamos cantando a nuestra Madre, la Virgen María, Madre de la Misericordia.
Gracias de nuevo a todos lo que vinieron con nosotros a esta oración, especialmente gracias al Hogar de Santa Clara por su disponibilidad y participación.
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