¿A qué temer, si el amor de Dios
está en nosotros? Fue el lema de
la oración vocacional del mes de diciembre en el Seminario Diocesano cuyas
palabras nos invitaban a sumergirnos en la oración en este tiempo tan
maravilloso del Adviento, en el cual nos preparamos para acoger la venida del
Señor hecho carne. Es la última oración vocacional de este año 2016 y por eso
fue también una oportunidad para que todos los que estábamos presentes diéramos
gracias a Dios por su amor para con nosotros en este año y reflexionar sobre
nuestra propia vocación, que al fin y al cabo, de una manera u otra, es ser
santos. Como dijo San Juan de la Cruz: “al
caer de la tarde, se nos examinará del Amor”, por tanto, nuestro deseo es
responder a lo que Dios quiere de nosotros con generosidad, entrega y amor.
En un ambiente musical para poder contemplar a Jesús
Sacramentado invocábamos al Espíritu Santo para que nos ayudara a estar bien
atentos a las palabras de Jesús. Con la lectura del Evangelio de Juan (15,
12-17) sobre el mandamiento del Amor meditábamos después entre cantos nuestra
respuesta a Jesús. Recordamos el Amor que nos tiene Dios, agradecíamos todo lo
que nos ha dado el Señor, reconocimos ante Jesús nuestro corazón de piedra para
pedirle con insistencia un corazón vivo de carne y entregado, lleno de
espíritu, y por último ofrecíamos al Señor nuestra vida entera. Y todo esto
cantando la antífona de San Juan de la Cruz: “el alma que anda en amor ni cansa
ni se cansa”.
Seguidamente le pedíamos al Señor con las preces las
necesidades de nuestro mundo y rezamos el Padre Nuestro. Después de la
Bendición y la Reserva Eucarística nos dirigíamos con un canto a María para
pedir que intercediera siempre por nosotros.
La comunidad del Seminario, en este tiempo de
Adviento, quiere agradecer a todas las personas que siempre nos acompañan y
rezan junto a nosotros por las vocaciones. Al final de este año le damos las
gracias a Dios por todas las veces que rezáis por nosotros y os esforzáis para
poder acompañarnos. Y no solo orar, sino también hacer una gran familia como es
la de nuestro Seminario, familia formada por tantas y tantas personas que siempre
nos tienen en su corazón. Que Dios os bendiga. Feliz Pascua y Feliz Año 2017.
Seminario Diocesano
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