La Santa Iglesia
Catedral de Jaén ha acogido la celebración de la ordenación de tres diáconos,
el paso previo a la ordenación sacerdotal. Ésta ha sido la primera ordenación
que preside el Obispo de Jaén, Don Amadeo Rodríguez Magro, desde que llegará a
la Diócesis del Santo Reino el mes de mayo del pasado año 2016.
Los tres nuevos
diáconos, Cándido García; Jesús María Almagro y José Navarrete han estado
acompañados en esta magna ceremonia por sus padres y familiares; por los
formadores del Seminario diocesano; por los párrocos de sus localidades de
origen (Villanueva de la Reina, Arbuniel y Sabiote, respectivamente); por sus
amigos; por sus comunidades parroquiales y por sus compañeros del Seminario.
La ceremonia
Medio centenar de sacerdotes diocesanos han querido ser partícipes de la ordenación de los tres diáconos, que comenzaba a las 11 de la mañana. De la Sacristía, en procesión claustral, salían los sacerdotes, los diáconos permanentes, los aspirantes a diáconos y el Obispo hasta el presbiterio de la Catedral, mientras el coro de la Parroquia de la San Pedro Apóstol de Sabiote interpretaba ‘Pueblo de Reyes’.
Medio centenar de sacerdotes diocesanos han querido ser partícipes de la ordenación de los tres diáconos, que comenzaba a las 11 de la mañana. De la Sacristía, en procesión claustral, salían los sacerdotes, los diáconos permanentes, los aspirantes a diáconos y el Obispo hasta el presbiterio de la Catedral, mientras el coro de la Parroquia de la San Pedro Apóstol de Sabiote interpretaba ‘Pueblo de Reyes’.
Las lecturas
elegidas para la celebración eucarística han sido leídas por familiares de los
tres seminaristas que, durante la celebración, han sido ordenados diáconos. El
Evangelio de Mateo lo ha proclamado el diácono permanente, D. Jesús Beltrán. Al
término, el Canciller Secretario, D. Antonio Javier Cañada, ha llamado a los
tres candidatos a recibir la orden del diaconado para ser presentado por el
Rector del Seminario ante el Obispo y ante el pueblo de Dios presente en la
Catedral.
El Rector del
Seminario, D. Juan Francisco Ortiz, ha pedido al Obispo la ordenación de los
tres seminaristas, y el Prelado jiennense ha aceptado, todo según el ritual de
la ordenación.
Homilía
Después, Don Amadeo ha iniciado una bella homilía destacando su “alegría y esperanza” por ordenar diáconos, por primera vez, en “su amada Sede”. “Me hace feliz – ha dicho el Obispo diocesano- que en esta acción sacramental llegue a buen puerto todo lo que el Señor ha ido haciendo en ellos. Pero tengo también la esperanza de que con ellos se abran puertas nuevas en el servicio de la Iglesia en el mundo, en este tiempo y en esta tierra”.
Después, Don Amadeo ha iniciado una bella homilía destacando su “alegría y esperanza” por ordenar diáconos, por primera vez, en “su amada Sede”. “Me hace feliz – ha dicho el Obispo diocesano- que en esta acción sacramental llegue a buen puerto todo lo que el Señor ha ido haciendo en ellos. Pero tengo también la esperanza de que con ellos se abran puertas nuevas en el servicio de la Iglesia en el mundo, en este tiempo y en esta tierra”.
Monseñor
Rodríguez Magro ha querido poner de manifiesto lo que lleva aparejado esta
ordenación de diácono, que no es otra que la del servicio a Cristo, a la
Iglesia y a los hermanos. En este sentido, Don Amadeo, dirigiéndose a los tres
candidatos les ha dicho, “recibís una gracia especial del Espíritu
Santo para actuar en nombre de Cristo servidor. Recibís un sello “que nadie
puede hacer desaparecer y que os configura con Cristo que se hizo diácono, es
decir, el servidor de todos”. También les ha pedido que nunca olviden
que “el ser cristiano, diácono o sacerdote reclama siempre de nosotros el
compromiso del servicio, porque esas experiencias sacramentales nos identifican
con Cristo”.
Del
mismo modo, en su homilía ha querido destacar los compromisos que esta
ordenación lleva aparejados, como son el servicio a los pobres, a la Palabra y
a la Eucaristía, que según el Obispo diocesano “son las manifestaciones
del ministerio del diácono, pero os recuerdo de nuevo, y se lo digo también al
pueblo de Dios que os acompaña, que todo el servicio de la diaconía se sustenta
en una sólida espiritualidad, como os lo va a advertir la plegaria de
ordenación”.
Por último, y
antes de proceder al ritual propio de la ordenación, Don Amadeo les ha
recordado también el compromiso del rezo de la Liturgia de las Horas, “La
Liturgia de las Horas es expresión del espíritu de oración que os ha de
caracterizar”, así como el celibato, que según el Prelado jiennense, “os
convierte en testigos de la consagración del Hijo de Dios a la voluntad de su
Padre. Ser célibes con humildad, madurez, alegría y entrega, es una grandísima
bendición para la Iglesia y para la sociedad misma; y estoy seguro de que
también es una bendición para vosotros”. Antes de finalizar, el Obispo les
ha encargado a los tres jóvenes que deben amar “a la Iglesia universal,
pero amada en aquella que la hace presente entre nosotros, amada con el alma y
el rostro de nuestra Diócesis de Jaén, la del Santo Reino. A vuestra Iglesia
diocesana quedáis incardinados, caminad en ella en el sueño misionero de llegar
a todos. Trabajad en ella, con vuestra vida y vuestro servicio, para que sea
una bella reproducción del corazón de Jesucristo”.
El rito de la
ordenación de diáconos
Después de la homilía, los tres aspirantes a diáconos han subido al presbiterio para ser interrogados por el Obispo y a la vez prometer sus nuevos compromisos con la Iglesia. A continuación, Cándido, José y Jesús María se han postrado en el suelo, delante de la mesa de altar, mientras en el Templo de Vandelvira se cantaban las letanías. Uno de los momentos más emocionantes de toda la celebración. Después, uno a uno ha recibido, de rodillas, la imposición de manos por parte del Prelado.
Cuando ha
concluido la plegaria de ordenación, los ya diáconos han sido revestidos con
las dalmáticas por sus párrocos, para participar en el servicio del altar de la
celebración eucarística.
Los padres
y familiares de los tres diáconos han sido los encargados de presentar las
ofrendas ante el Obispo, que Jesús María, Cándido y José han llevado hasta la
mesa de altar. También han sido ellos los que han dado la Comunión, primero a
sus familiares y a continuación a todo el pueblo de Dios congregado en la
Catedral.
El Obispo, antes
de dar la bendición solemne, ha querido felicitar a la Iglesia de Jaén por
estos nuevos “Servidores con Cristo diácono” y en especial, a
estos hombres que hoy han dado un paso muy importante dentro de su camino
vocacional, y que los acerca cada vez más al sacerdocio.