En este mes de diciembre, no podíamos centrar nuestra mirada en nadie mejor que en el Amor que camina contigo, en Aquel que está a punto de nacer, en Aquel en quien tenemos puesta nuestra esperanza, en Aquel que es nuestra alegría.
La oración ante el Santísimo comenzaba con la lectura del apóstol Pablo (Flp 4, 4-7), donde se nos invitaba a estar alegres en el Señor en toda ocasión. Tras la lectura, seguimos con un silencio orante, alternando textos y cantos.
Finalizamos nuestro encuentro compartiendo la cena y la amistad, creando lazos de fraternidad.
La comunidad del Seminario quiere agradecer a todas las personas que siempre nos acompañan y rezan junto a nosotros por las vocaciones. Le damos las gracias a Dios por todas las veces que rezáis por nosotros y os esforzáis para poder acompañarnos. Y no solo orar, sino también hacer una gran familia como es la de nuestro Seminario, familia formada por tantas y tantas personas que siempre nos tienen en su corazón. Que Dios os bendiga.
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