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miércoles, 17 de octubre de 2018

CRÓNICA DE UNA PEREGRINACIÓN AL FUNDAMENTO DE LA FE APOSTÓLICA


Tras un día agitado en el Seminario iniciamos nuestra peregrinación hacia Roma el día 6 de octubre por la noche. Llegamos a la Ciudad Eterna al clarear el domingo. Ya por la tarde después de haber descansado un poco y celebrado la Eucaristía salimos a dar un paseo y cenar por un emblemático barrio.El lunes al mediodía nos unimos al grupo de la Diócesis que acababan de llegar a Roma para continuar con su peregrinación. Fuimos a la basílica de San Pablo Extramuros que se ubica en el lugar donde según la tradición fue martirizado el Apóstol de los gentiles. Allí después de rezar frente a la tumba de Pablo celebramos la Eucaristía.


            El martes rezamos laudes con el grupo de peregrinos de la Diócesis en la iglesia de Ntra. Sra. de Guadalupe. El día fue muy intenso por la cantidad de sitios que visitamos. Hicimos un recorrido por las plazas barrocas más emblemáticas de la que fue capital del mundo occidental. Sin duda el miércoles fue el día central de nuestra peregrinación. Nos dirigimos muy temprano hacia la Plaza de San Pedro del Vaticano para acudir a la audiencia general del Santo Padre. Tuvimos la gran suerte de tener un sitio privilegiado dentro de la plaza por lo que pudimos ver muy de cerca y algunos de nuestros compañeros incluso saludar personalmente a Su Santidad e intercambiar algunas palabras con él. Después de la audiencia y la comida visitamos los Museos Vaticanos. Al caer la noche fuimos a visitar la Roma más romana, dimos un paseo por el Foro, el Coliseo y el Arco de Constantino. Cenamos en los alrededores del Coliseo.

            El jueves tras despedir al grupo de peregrinos de la Diócesis y a nuestro obispo, fuimos a visitar la basílica-catedral de San Juan de Letrán, sede del Obispo de Roma. Por la tarde tuvimos tiempo para pasear tranquilamente.El viernes fuimos muy de mañana a visitar la tumba de San Pedro junto a la cual pudimos celebrar la Eucaristía y profesar nuestra fe. Tras la comida tomamos rumbo al aeropuerto para terminar con un viaje marcado por la fe y la alegría de seguir a Cristo.

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