viernes, 13 de marzo de 2015
Las hermanas Misioneras Cruzadas realizan la Oración Vocacional de Marzo 2015
En una ocasión más, el Señor nos brinda de nuevo el poder realizar la Oración Vocacional en el seminario. En este mes de Marzo recordamos especialmente en la Iglesia el Día del Seminario, nos acordamos con más intensidad de nuestros seminaristas y seminarios, es un mes dedicado al corazón de la diócesis. Pero tampoco podemos olvidar que nos encontramos en el Año dedicado a la Vida Consagrado, al igual que el V Centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús. Por ello, las oraciones vocacionales de este curso hemos visto oportuno que las realizaran las religiosas de nuestra ciudad. Y en esta ocasión han sido la comunidad de hermanas Misioneras Cruzadas de la Iglesia de Jaén, responsables del Colegio “Santa María de los Apóstoles”, situado en el mismo barrio del Seminario.
Las hermanas dieron comienzo a la oración vocacional con un canto de entrada para la exposición del Santísimo Sacramento y seguidamente rezamos, a dos coro, un salmo que llevaba por nombre “LLÁMAME PORQUE ES MI HORA”. Tras unos momentos intensos de silencio ante Jesús Eucaristía se proclamó la Palabra del Señor (Mc 3, 13-14). Para la reflexión y contemplación de la Palabra invocamos al Espíritu Santo entonábamos estrofas de cantos vocacionales. Después las hermanas nos presentaron a su fundadora “Madre Nazaria Ignacia” y conocimos su enseñanza. Aprendimos muy bien que los cristianos debemos “bajar a la calle” para tomar a los hombres de las manos, del corazón y haciéndoles mirar al cielo los convenzamos que están hechos para un mundo inmortal. El secreto de “bajar a la calle” es extender una mano a Cristo y al trabajo de los hombres. Posteriormente para la reflexión personal y comunitaria las hermanas nos dirigieron unas preguntas que movían nuestros corazones hacia el actuar. También hubo espacio para hacer una puesta en común, dirigiendo a los presentes nuestros propios sentimientos ante Cristo y ante los demás. Terminábamos la oración con las preces, el padre nuestro y la reserva del Santísimo Sacramento. Finalmente nos dirigíamos con un canto a nuestra madre, María.
Una vez más la comunidad del Seminario agradece a esta comunidad de hermanas misioneras cruzadas de la Iglesia por haber preparado la oración vocacional, gracias porque nos habéis acercado al Señor y nos habéis ayudado a pedir por las vocaciones. Gracias también a todos los que nos acompañan como es de costumbre en todas las oraciones. Entre todos y llevados de la mano con Jesús estamos esperanzados que un día tendremos muchos sacerdotes santos.
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