“
Yo os he elegido a vosotros” (Jn 15,16)
Con estas palabras del
Señor nos reunimos el pasado viernes 3 de noviembre en la capilla mayor del
seminario para orar por las vocaciones al sacerdocio ministerial y de manera
especial por los tres diaconandos: Jesús María, Cándido y Pepe que iban a ser ordenados en la Catedral por manos de nuestro
obispo D. Amadeo Rodríguez.
La oración comenzó con
la exposición del Santísimo abriendo nuestros corazones a su voz y con el deseo
de tener un encuentro personal con Él. Nuestro vicerrector D. Juan Carlos proclamó
el evangelio sobre la vid y los sarmientos (Jn 15,5-16), que nos recordaba que
sin Jesucristo no podemos hacer nada y a la vez que es Él el que nos eligió y
no nosotros a Él, y nos envió a evangelizar para que vayamos y demos fruto y
que nuestro fruto permanezca de modo que todo lo que pidamos en su nombre, el
Padre nos lo conceda.
A continuación tras un
rato de silencio para interiorizar el evangelio proclamado, nuestro hermano
Pepe dio su testimonio vocacional de manera sencilla, destacando cómo el Señor
se fijó en él y le llamó a la edad de 15
años, a través del trato con los pobres en cáritas y pronto se decidió a entrar
en el seminario Menor S. Juan de Ávila de nuestra diócesis para pasar luego al
seminario Mayor de la Inmaculada y S. Eufrasio también de nuestra diócesis del
Santo Reino.
Seguidamente
contemplamos el lavatorio de los pies que Jesús hizo a sus apóstoles como
ejemplo de servicio y de amor a los hombres, escuchando a la vez la canción del
grupo Gen Verde: “ vive hoy aquí”. Continuamos pidiendo al
Señor por la Iglesia, el Papa, nuestro obispo Amadeo, por los consagrados para
que sean muy fieles a su carisma. También para que suscite abundantes
vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada especialmente en nuestra
diócesis. Además por los matrimonios y jóvenes que habiendo escuchado la
llamada del Señor no tienen suficiente valor para dar el paso al que el Señor
les invita. Y finalmente por nuestro Seminario Diocesano y nuestras parroquias para
que sean escuela de fraternidad y servicio humilde a imagen del Buen Pastor y
que nunca dejen de ser sarmiento vivo que dé frutos abundantes para el anuncio
de la Buena Noticia y el servicio a los hermanos.
Muy agradecidos a todos
los que nos acompañaron con su presencia y oración y a los que no pudieron
estar entre nosotros pero que también se unieron a nosotros en la oración desde
sus trabajos.
Cándido García, seminarista