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jueves, 14 de diciembre de 2017

El Seminario celebra a su patrona, la Inmaculada Concepción



Las celebraciones dedicadas a nuestra Madre comenzaron con un Triduo en su honor en la capilla del Seminario. Durante estos tres días, antes de la Eucaristía, meditamos los misterios del Rosario, donde pedimos por varias intenciones. Fue un gozo meditar los misterios de la Virgen María, mientras esperamos la venida de su Hijo.

El día 7, a las 12, rezamos en comunidad ante la imagen de nuestra patrona la oración del Ángelus. Lo hicimos reflexionando el misterio de la Encarnación, y finalizando con un canto a la Virgen.

Por la tarde participábamos de las I Vísperas Solemnes en la S.I. Catedral, en las cuales nuestro obispo nos invitó a descubrir la belleza de María Inmaculada. A continuación nos trasladamos de nuevo al Seminario donde celebramos la Vigilia de la Inmaculada, con jóvenes de la ciudad. Todos ellos comenzaron la vigila participando de la Exposición Vocacional “Enredados”, donde se les invitó a descubrir la vocación a la que Dios los llama. 


En la celebración de la Eucaristía recibieron la Admisión a las Sagradas Órdenes cuatro compañeros de nuestro Seminario: Antonio José Blanca, Francisco Javier Cova, Antonio Guerrero y Jesús Llopis. Se trata de un primer paso en el camino hacia el sacerdocio, el cual lo vivieron con gran alegría rodeados de su familia y amigos. La multitudinaria celebración estuvo presidida por el Obispo de la Diócesis, D. Amadeo Rodríguez Magro y concelebrada por los formadores del Seminario y otros sacerdotes.

Acto seguido comenzó la Vigilia de Oración en la que pudimos meditar sobre “siete palabras” de María. Y concluimos la jornada con un ágape fraterno.

El día 8 celebramos con solemnidad el día de nuestra patrona en la Catedral con la Eucaristía presidida por el obispo. Al final de la jornada tuvimos la oración de consagración a María Inmaculada de los tres compañeros que entraron el pasado año en nuestro seminario. El gesto consistió en depositar a los pies de María, en un arca, su “historia vocacional”, para que ella sea la que custodie su vocación.


Damos gracias a Dios que nos ha permitido vivir estos días junto a su Madre. Y, de la mano de Ella, prepararnos para la venida de su Hijo en la próxima Navidad.