En estos encuentros, además de conocer el arte, la cultura, la historia y las costumbres de la diócesis que nos acoge, pretende ser, sobre todo, un aliciente para el proceso de discernimiento vocacional. Compartir la experiencia con otros jóvenes que, por caminos diversos, han escuchado la llamada de Cristo a dejarlo todo y seguirle, resulta ser bastante alentador.
Ese es el gran fin de estos encuentros: la experiencia vocacional compartida, el mejor de los regalos que Dios nos ha hecho puesto al servicio de los demás, se convierte en una experiencia motivadora y, sobre todo, como nos decía uno de los formadores en el rezo de laúdes el domingo, en una oportunidad para dar gracias a Dios por el don de la vocación que gratuitamente se nos ha dado. Y en palabras del prelado de Huelva en la Misa dominical en la catedral nos exhortaba a vivir con actitud de gratitud y con alegría este don y todos los demás que Dios nos regala.
Demos gracias a Dios por las vocaciones al sacerdocio de nuestra Iglesia de Jaén y no nos cansemos de rogarle al Señor que siga alentando los corazones de los jóvenes y siga llamando a muchos más para este camino vocacional.
Ese es el gran fin de estos encuentros: la experiencia vocacional compartida, el mejor de los regalos que Dios nos ha hecho puesto al servicio de los demás, se convierte en una experiencia motivadora y, sobre todo, como nos decía uno de los formadores en el rezo de laúdes el domingo, en una oportunidad para dar gracias a Dios por el don de la vocación que gratuitamente se nos ha dado. Y en palabras del prelado de Huelva en la Misa dominical en la catedral nos exhortaba a vivir con actitud de gratitud y con alegría este don y todos los demás que Dios nos regala.
Demos gracias a Dios por las vocaciones al sacerdocio de nuestra Iglesia de Jaén y no nos cansemos de rogarle al Señor que siga alentando los corazones de los jóvenes y siga llamando a muchos más para este camino vocacional.
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