El día 11 de noviembre nuestro Seminario de Jaén estuvo en el Encuentro de Seminaristas de Andalucía y Murcia. En representación de nuestro seminario marcharon nuestros compañeros Fernando, Samuel y Paco Pepe junto a don José, el vicerrector. El mismo día de la llegada y tras el rezo de las Vísperas, dimos un agradable paseo hasta el Palacio de San Telmo, antiguo seminario diocesano de Sevilla reconvertido en el gobierno de la presidencia. Allí, unos guías, nos estuvieron explicando la historia de este edifico tan emblemático.
El sábado 12 fue el gran día. Después de desayunar marchamos a celebrar la eucaristía a la catedral. Atravesamos el parque de María Luisa, que debe su nombre a la hermana de Isabel II, hasta llegar a la “ecclesia mater”. La sensación de estar celebrando misa ante el edificio gótico con mayor superficie del mundo, aunque cuenta con una serie de dependencias anexas al templo de estilo renacentista, rodeada de tantos relatos históricos, allí descansan los restos de san Fernando, también ante uno de los retablos más destacados en toda la historia del arte, presidido por una pequeña Virgen, conocida como la de la Sede, y bajo un cimborrio elevándose de un modo majestuoso ante nuestra vista, producía en nosotros el efecto de parecer alzarnos hacia lo inconmensurable de lo divino.
Mas tarde, una vez celebrada la Misa, hicimos una visita guiada tanto por el propio recinto catedralicio como por la Iglesia barroca del Salvador. En esta última pudimos contemplar esculturas de Montañés, especialmente un San Cristóbal, y de Juan de Mesa. De este último nos quedamos extasiados ante la contemplación de un Crucificado. La obra presentaba tales perfecciones anatómicas y una visión teológica tan excelsa, que nos dejo un poco compungidos. El retablo mayor que presentaba en sí un gran elaborado catequético, estaba presidido en su centro por la escena de la Transfiguración de Cristo que daba, de esta manera, un enfoque de la revelación divina a todo el conjunto. A los laterales se hallaban varios retablos, de los cuales cabía destacar el de la Virgen de las Aguas, esta ha sido muy venerada por el pueblo por sus continuos milagros a lo largo de los siglos.
Después de almorzar en las dependencias de la Hermandad de la Veracruz de Sevilla, marchamos todos los seminaristas y formadores a visitar uno de los sitios más simbólicos y queridos de la ciudad, la Basílica del Señor del Gran Poder. Allí nos recibió el hermano mayor de la cofradía, quien nos estuvo ilustrando sobre todo el recorrido histórico que ha ido dando la devoción a este Cristo. Como culmen de la visita nos enseñaron el museo que la cofradía posee cerca del templo.
La visita a la casa general de las Hermanas de la Cruz, una vez terminada la anterior, nos trajo unas vivas sensaciones; el estar ante el cuerpo incorrupto de Santa Ángela de la Cruz, el poder rezar las Vísperas con estas excepcionales personas, el escuchar sus angelicales voces cantando, el saber, mientras recitabas los salmos, la entrega abnegada de las mismas, su vocación al pobre, al enfermo, etc., nos dio la sensación de estar teniendo un encuentro privilegiado con el amor de Dios.
Como colofón al día, cenamos y tuvimos una alegre convivencia en los jardines de la Parroquia de San Sebastián.
Al día siguiente, domingo 13, después de celebrar los laudes y desayunar, tuvimos una conferencia dada por el Rvdo. Sr. D. Antonio Bueno Ávila, que llevaba por título: “Doctrina y vida: la formación y la espiritualidad del presbítero según S. Isidoro de Sevilla”. El ponente hizo referencia a la importancia que daba el santo a la formación de los futuros sacerdotes, los defectos en que incurrían en su época y las virtudes que a estos se le debían exigir. A continuación celebramos una misa presidida por el arzobispo de Sevilla, Monseñor José Ángel Saiz Meneses. En la homilía, este nos exhortaba, y en concordancia con las palabras dichas anteriormente por el conferenciante, a centrarnos en los estudios, pues es nuestro trabajo, junto con las otras dimensiones formativas que debe reunir un futuro sacerdote.
Terminamos nuestras jornadas con un almuerzo, todo lleno convivencia y compañerismo, para después, y con la sensación de haber entablado una experiencia única y unos lazos aún más estrechos con el resto de nuestros compañeros en el camino al sacerdocio, retomar el camino de vuelta a Jaén.
Paco Pepe, Seminarista
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